Las celebrities de Hollywood se sumaron al ejercicio que fusionó la danza más elegante con los gimnasios. Es apto para cualquier edad y no hace falta saber bailar. Aquí te contamos todo sobre esta disciplina en auge.
En tiempo récord y gracias a sus clientas del jet set, el Ballet Workout fue ganando adeptas en todo el mundo, para convertirse hoy en un boom. Y si bien estamos acostumbrados a las tendencias en el fitness inspiradas en danzas (como el Body Jam o Zumba), esta disciplina tiene la particularidad de buscar un cuerpo longuilíneo, estilizado y flexible, focalizado en la postura y sin engrosar los músculos: la auténtica belleza etérea de las bailarinas.
Para marcar un hito de esta fusión del ballet con el gimnasio, podemos citar el entrenamiento que recibió Natalie Portman antes de filmar la película «El cisne negro» (2012). El físico alcanzado por la actriz captó de inmediato la atención de otras celebridades, que empezaron contratar a ex-bailarinas en lugar de personal trainers.
Así surgieron estudios como Ballet Beautiful, (de la entrenadora de Portman, Mary Helen Bowers) uno de los más conocidos a nivel mundial que tiene como clientas VIP, entre muchas otras, a Alexa Chung, Gia Coppola, Taylor Swift, Liv Tyler y varios «ángeles» de Victoria’s Secret, como Candice Swanepoel o Lilly Aldrige.
Diferente y efectivo
La danza clásica tienen la fama -bien ganada- de ser muy estricta, prejuicio que hay que dejar de lado a la hora de probar Ballet Workout: solo se necesita ropa cómoda, zapatillas «media punta», persistencia y muchas ganas de aprender.
La variante más popular es el ballet barre, centrado en ejercicios isométricos en la barra, donde se tensa un músculo sin que haya movimiento. Se suele combinar con barre a terre (ejercicios en piso) y técnicas de pilates o yoga.
En clases de una hora y media de duración, entre pliés, tendus, pirouettes y arabesques, podemos llegar a quemar de 400 a 500 calorías. Al mismo tiempo, mejoramos la postura, gracias al fortalecimiento de la columna, hombros, cuello y espalda. Además se trabaja el abdomen para aplanarlo y se tonifican los músculos, a través de movimientos cortos, asilados y repetitivos.
Como valor agregado, nos ayuda a ejercitar la coordinación neuromuscular y nuestra memoria, además de dotar de gracia a nuestros movimientos. Todo esto mientras se disfruta de una agradable clase de baile. El mínimo riesgo de lesiones lo hace apto para todas las edades, aunque por su bajo impacto se recomienda complementar con actividades cardiovasculares.
Por supuesto, no podemos olvidar que el cuerpo de una bailarina clásica no solo depende de su entrenamiento, sino también de dietas nutritivas y balanceadas acordes a su actividad. ¡Trend alert! ¿Se viene el furor de la «ballerina diet«?