Este año te has propuesto hacer ejercicio a diario —o, al menos, 4 o 5 veces por semana—, pero a veces te resulta difícil cumplir tu objetivo. No hay duda de que no debes hacer caso a tu pereza, pero hay algunas ocasiones en que está bien no hacer ejercicio.
#1 Estás herida
Obviamente, si te has lesionado no debes hacer ejercicio. Es bastante difícil hacer ejercicio cuando uno se siente mal, y probablemente sea dañino para tu cuerpo. No es recomendable seguir ejerciendo presión a la lesión. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Sin embargo, si aún así tienes dudas porque quieres realizar algunos ejercicios, puedes consultar con un médico. Hay lesiones que no impiden determinados tipos de ejercicio —por ejemplo, una lesión en un brazo no te impide correr—.
Mantente atenta a tu cuerpo: la mayoría de las lesiones empiezan como un dolor leve, que generalmente no consultamos y ni siquiera frenamos en ese instante el ejercicio. Si el dolor persiste por más de dos sesiones, ve al médico. La paciencia, la disciplina y la obediencia —tanto en la dieta como en el tipo de ejercicio que decidas hacer durante la lesión— son fundamentales para recuperarte pronto.
#2 No estás durmiendo lo suficiente
Es realmente importante dormir bien. No solo para no consumir tanto café, sino también porque si estamos cansados y hacemos ejercicio igual de intenso que siempre, es más factible que suframos una lesión.
Además, si estás entrenándote para alguna competición, dormir 10 horas por noche —o una siesta diurna si por alguna razón no puedes dormir las diez horas enteras— te ayudará a aumentar tu velocidad —según un estudio, los participantes mejoraban casi un segundo en carreras cortas— y la precisión en los lanzamientos de pelotas en un 10%.
#3 Haces ejercicio regularmente
No te castigues por no estar de humor un día, si haces ejercicio regularmente. Con dos o tres veces a la semana te puedes mantener en buena forma física. Así que si un día quieres dormir un poco más o tener la noche libre, no debes sentirte mal por ello.
Lo cierto es que diferentes estudios científicos cuentan cosas distintas, y te puedes encontrar algunos que digan que con 3 sesiones de ejercicio semanal es más que suficiente, mientras que otros hablan de 5 días a la semana. Sin embargo, ten en cuenta que es mejor tomarte un día libre si lo deseas, pero mantener el resto de tus entrenamientos en una intensidad moderada.
#4 Estás ocupada
Y con eso no nos referimos a cualquier excusa, sino a esos momentos en que estás en período de exámenes o ese día que tuviste que quedarte hasta tarde en la oficina. En esos momentos, no es necesario ejercitarse.
Sin embargo, puede que en momentos de estrés sea más necesario que nunca hacer algo de ejercicio —aunque no sea excesivo—. Pequeñas pausas con algo de actividad física te permitirán mantener el cerebro activo cuando tienes mucho que hacer. Dar una vuelta a la manzana caminando, hacer unas posiciones de yoga y algún dato más te serán de gran ayuda.
#5 Estás enferma
Si estás enferma, tu cuerpo necesita descansar, no hacer ejercicio. ¡Quédate en la cama! Fiebre, tos, resfrío y cualquier cosa que esté relacionada con el sistema respiratorio hacen de ese día un buen momento para hacer una pausa.
Además, los descongestionantes aumentan el ritmo cardíaco, algo que también produce el ejercicio. ¡Imagínate si sumamos los dos puntos!
Estas son todas las ocasiones en que está bien no hacer ejercicio, así que si estás en esta situación, ¡a descansar!